Por Dr. Miguel E. Stoopen Presidente Colegio Interamericano de Radiología.
Hablar de un distinguido y querido colega, en su propia tierra, puede resultar un acto fatuo y arriesgado, ya que muchos de ustedes le conocieron como compañeros, familiares, amigos o colaboradores.
Yo en cambio, tuve la ocasión de encontrarle en otra forma. Lo conocí representando a su país en varios foros internacionales. Yo me iniciaba en ellos y el era ya un hombre de larga carrera, cuyas opiniones eran escuchadas con respeto, no solo porque fueran muy doctas, sino porque tenían un gran contenido humanístico.
Se percibía claramente, que la solución que proponía tenía como fin primario el bienestar de las personas y las agrupaciones. No fue casual que en el Colegio Interamericano de Radiología escalara posiciones y que en 1992 se convirtiera en nuestro XII Presidente.
En una época en que los lazos de unión entre los radiólogos de diferentes países eran endebles y la economía de la corporación era más bien escasa, el Presidente Luis Romero se dio a la tarea de recorrer el continente, a cargo de su propio peculio. Visitar a los líderes de la radiología de numerosos países y fraternizar no solo con los directivos, sino también a menudo con sus colaboradores y no pocas veces con familiares y amigos. Luis Romero, amalgamó las voluntades y realzó la imagen del CIR en el continente.
Cuando la sede para el XVII Congreso Interamericano de Radiología, no pudo sostenerse en Orlando, por razones ajenas a sus organizadores, obtuvo el apoyo irrestricto de sus compañeros de la SAR y ofreció con gran generosidad a la ciudad de Buenos Aires donde se llevó a cabo aquella memorable reunión que se destacó no solamente por su programa científico, el cual contó con la participación de notables colegas y expertos de los países del continente, sino también por el cálido y fraternal ambiente que aún recordamos muchos de los que asistimos.
Con esta presea, el CIR rinde homenaje a Luis Romero y a la Radiología de la Argentina.