El Sr. Carlos Romero y el Dr. Carlos Romero, son lo mismo. A ambos le caben los adjetivos que definen a una persona de bien, con una ética ejemplar, generoso en sus opiniones y en su conocimientos, ogulloso de enseñar y al mismo tiempo humilde, con una gran capacidad de entender y explicar, lo que para muchos era difícil. A veces parecia inocente en sus comentarios, pero ante de emitirlos, los pensaba mucho y siempre trataba de conciliar posturas opuestas.
La asistencia de Carlos al RSNA, es otra cosa, llegaba al centro de exposiciones, a penas abría, para poder ver todos y cada uno de los pósters, luego asistía a las charlas, sin pausa, tenia que escribir un comentario, este tenia que ser imparcial y justo, Carlos era imbatible.
A FLENI, llegaba temprano, eso me permitió compartir charlas jugosas sobre temas no médicos.
En veintiocho años, nunca lo vi enojado contrariado, puede ser, no levantaba la voz, trataba de expresar su opinión calmadamente.
El turismo, los lugares nuevos, lo apasionaban, tanto que en silencio se Licencio en Turismo.
Aquellos que trabajamos con el, no importa en que tarea, nos dejo una impronta.
Para los jóvenes, su sabiduría en medicina y en la vida, para los que somos mas grande, ha dejado un lugar difícil de reemplazar.
Hay pocas personas que pueden ser llamadas Maestro, Carlos lo es.