CHICAGO – Con la ayuda de la Resonancia Magnética de 1,5 Teslas, investigadores de la Universidad de Pittsburg en el estado de Pensilvania han determinado que la caminata de 8 kilómetros (5 millas) por semana disminuye la progresión de la discapacidad cognitiva leve y la enfermedad de Alzheimer en adultos que padecen del trastorno, según un reporte presentado en la conferencia del 2010 de la Sociedad Radiológica de Norteamérica (RSNA, por sus siglas en inglés).
Los hallazgos amplían resultados de una investigación anterior que mostró que caminar por lo menos 9,7 kilómetros (6 millas) ayudaba a preservar el tamaño del cerebro y a prevenir el comienzo de demencia en adultos sanos.
La actividad física estimula la resistencia del cerebro contra la enfermedad Alzheimer, señaló el autor principal, Cyrus Raji, del Departamento de Radiología de la Universidad.
La gente que caminaba más tenía una progresión más lenta de la enfermedad de Alzheimer y de la discapacidad cognitiva leve al transcurso de 5 años.
Como resultado, tenía una mejor preservación del hipocampo, y los lóbulos frontales y temporales.
Se reclutaron pacientes del Estudio de Salud Cardiovascular Cognición (CHS-CS, por sus siglas en inglés), el cual se inició hace aproximadamente dos décadas para explorar la enfermedad coronaria y el derrame cerebral en pacientes de 65 años o más de edad.
Raji y sus colegas analizaron la relación entre la actividad física y la estructura cerebral en 426 personas, incluidos 299 adultos sanos (edad media, 78 años) y 127 adultos con discapacidad cognitiva (edad media, 81 años).
Entre los 127 adultos con discapacidad cognitiva, 83 tenían discapacidad leve y 44 tenían demencia de Alzheimer.
Además de los rastreos por RM, a los pacientes se les administraron el mini-examen del estado mental (MMSE, por sus siglas en inglés), para seguir el déficit cognitivo por 5 años.
Los niveles de actividad física se correlacionaron con resultados por RM y MMSE. El análisis fue ajustado para la edad, sexo, composición de grasa corporal, tamaño del cráneo, educación y otros factores.
Dentro de los que comenzaron el estudio normal pero eventualmente desarrollaron Alzheimer y discapacidad cognitiva leve a través de 10 años, las personas que caminaron 8 km por semana menos que 1,6 km al día tenían una preservación del volumen cerebral semejante a la gente que conservaron su salud por más tiempo.
Lo que más me entusiasma es que los individuos quienes caminaron 8 km por semana y desarrollaron la discapacidad cognitiva leve y enfermedad de Alzheimer aún no perdieron tanto tejido cerebral a través del tiempo, señaló Raji.
Así que los que caminaron tenían una progresión más lenta de la enfermedad de Alzheimer y discapacidad cognitiva leve, y, como resultado, una mejor preservación del hipocampo y de los lóbulos frontales y temporales.
Otro hallazgo significativo viene de los resultados longitudinales del examen MMSE.
Para los que padecieron eventualmente de Alzheimer y caminaron 8 km por semana, la puntuación de MMSE solamente bajó un punto en 10 años, dijo.
Con los individuos sedentarios quienes desarrollaron el mal de Alzheimer, su puntuación bajó 5 puntos en 10 años.
Estos resultados persistieron aún después del ajuste para factores tales como edad, sexo, raza, educación y derrame cerebral.
Los investigadores atribuyen la mejora en la pérdida de la memoria al volumen hipocampal preservado debido a la caminata.
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